"ABP vs ID": Muchas letras, mucho cambio, más significado.

En mi día a día me encuentro con la lucha interna que da título a la entrada. Es cierto que detrás de un libro de texto hay una cantidad ingente de trabajadores, especialistas, profesionales que están preparados para hacer el trabajo que desempeñan. 
¿Y quién soy yo para enmendarles la plana? Pues os respondo: la persona indicada. Os diré porqué. Porque soy la que conoce a mi alumnado y soy la transmisora. 
Un buen docente es para el proceso de enseñanza-aprendizaje lo que el agua o el cobre para la electricidad. No podemos permitirnos el lujo de ser plástico.

Es cierto que tanto la Instrucción Directa (ID) como el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) tienen puntos a favor, pero el peso específico de los últimos son los que deben hacernos declinar nuestro confort ante la necesidad del alumnado:
  • Hacerles preguntas que nazcan de su interés.
  • Ser agente activo del proceso de enseñanza-aprendizaje.
  • Buscar la información.
  • Trabajar de manera cooperativa.
  • Compartir la experiencia de aprender.
  • Aprendizaje significativo y relevante.
  • Socialización rica.
  • Familiarización y uso positivo de las TIC.
  • Desarrollo de la autonomía, responsabilidad y capacidad de decisión del alumnado.
  • Evaluación como herramienta de aprendizaje.
Por ello debemos olvidar la comodidad y la seguridad que nos aporta el libro de texto que no deja margen a nadie y que nos convierte en meros dosificadores del currículum. Ya sé que es difícil, a mi me cuesta. Me cuesta exponerme, como estoy haciendo ahora mismo. Me cuesta tener que dedicar más tiempo de mi tiempo a formarme, a buscar, a diseñar, a inventar, a dialogar...
Pero, ¿merece la pena? Sí, creo que sí.



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